miércoles, 6 de febrero de 2008


A veces, me encantaría sentir el calor que siente la sangre que corre por mis venas; a veces, me pregunto si es posible vivir tan arropado. Otras veces, suplico la frialdad de algunas miradas, o el vacío de un corazón desamueblado. Y Siempre, las preguntas son las mismas… ¿Cuánto tiempo me queda aquí?, ¿Seré ahora feliz por siempre? Porque el corazón no sabe lo que quiere, porque es un músculo indeciso que nos obliga a elegir, sometidos a sus mandatos. Hoy dice Te Amo, y mañana dirá Te Odio. El mismo que ahora palpita de felicidad mientras escribo, y que luego se parará… ¿Se parará realmente? ¿Algún día se parará esta máquina del tiempo, que hace recordar, olvidar y soñar? ¿Qué quedaría de nosotros pues, si las ideas vuelan de la mente?

De lo que estoy segura, es de que del futuro nada, o muy poco se puede escribir, eso es difícil. Lo fácil, es escribir y hablar sobre lo que ya pasó.

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