lunes, 3 de enero de 2011

Normalidad


Caía la luz en el valle olvidado, bahía de miradas fugitivas, el puente a mundos lejanos. Corría el barco tras la señal del camino, dirección opuesta de las cosas normales. Frontera desabrochada que se acerca y se aleja a la tierra de los inocentes, los mismos culpables de hacer, ser y parecer lo que se debe, y siempre tan lejos de lo que una nunca quiere que parezca ni sea.
Tan diferente se es, como decidan ellos y tan lejos se está cuanto más grande dibujen la frontera. Pero ahí es donde estamos, en el más allá de los porqués, en la incertidumbre creada por la duda alimentada de prejuicios inservibles. A ojos de muchos huyendo, de lo que a mi me parece buscar el paraíso agarrándome al último resquicio de libertad y esperando siempre que, al volver, la comprensión y la tolerancia hayan vuelto, a su ritmo, al puerto desde donde el barco jamás debería de haber partido.

domingo, 2 de enero de 2011

Lucha de gigantes...

¿Y qué son tus ojos? Sino el último suspiro de un aire que alberga el tinte borroso de un sueño sin exprimir. Un brillo acabado en el intento de volar con unas alas rotas por el tiempo, vencidas de tanto pensar. La imagen del aliento desgarrado de un corazón cuyos latidos eran notas en libertad y que ahora se han convertido en ruidos que marcan el compás de normas ajenas, tan impropias, como infieles a las piezas inquebrantables de un puzle que construían la razón.
¿Y cuál es mi verdad? Seguir existiendo, luchando por luchar en un intento de seguir siguiendo. En una aventura desventurada que a veces baña en oro con su gloria, las cenizas de un pueblo deshabitado, tripulado por un genio estropeado, incapaz de hacer cumplir los deseos de una vieja historia que siempre permanecerá viva, a pesar de que el fuego mojado y que las amenazas de los segundos empapados corran detrás del inofensivo ejército de los impulsos y de la locura desvestida.