miércoles, 24 de agosto de 2011

Resistir



Inmensa la tarde, precisa la calma, inquieto el viento, tiembla mi alma. Derrite el sol los segundos que pasan, se llevan las nubes una mirada a volandas. Y quemadas las ideas, en cenizas se convierten, cenizas que callan, probables testigos de que ahí, donde algo tuvo que haber, no hubo nada.
Y volaba muy alto un impulso que todo lo pretendía y, al caer, aterriza en una habitación sin luz y sin sonido. La pintura de la fachada, cambiaba el color, todo lo que es ayer, un día fue y nada quedará mañana. Hasta el agua cambia su rumbo, y no es ese el que yo esperaba.
Arropada la sombra, desnuda la luz, incierto el corazón, tiembla la verdad...

...Pelean las ganas.