miércoles, 30 de noviembre de 2011

Tranquilidad... ¿A qué precio?


Ya no despiertan la rabia ni la cólera, a aquellos domingos desabrigados. 
Ya no lloran las paredes pidiendo auxilio. 
Pero la vida es también verdad y ciencia,
ya nada se destruye, sino que se transforma. 


El dolor y el silencio,
atacan desde la incierta lejanía.
Temeroso,
no huye, sino que ataca
y no ataca, sino que mata. 
Algo debe haber de serrín en el aire. 
Algo tiene ese aire, 
que engaña, 
que usa,
que domina,
que borra
y que mata antes que nada.


El silencio, es ahora, una niña que juega a la pelota,
ilusa y que crece a golpes.
Somos silencio, somos esa niña,
somos la tripulación perdida de la embarcación, que rema sin cesar,
que se protege de los piratas. 
Somos la lucha continua de los domingos por la mañana.

lunes, 7 de noviembre de 2011

A esa pequeña sonrisa...

Miedo...
Tengo miedo a que tu corazón caiga envenenado por la tentación que el mundo pretende
Me gustaría agarrarte la mano cada vez que ese miedo entrara sin tu permiso.
Amor y miedo...

Eres el llanto callado, la sonrisa distraída.
La inocencia infinita que el aire amenaza.
En mi soledad, eres tú,
y me contagias de esa sonrisa.

A veces me pregunto,
si alguna vez de entre tus ojos naciera esa lágrima que me atormenta en este instante;
si a tus oídos, las palabras de amor sonaran amenazantes;
si de tu boca, torpe e inmadura, esa dulce voz dejará de conquistarme;
si de tu piel, no entendieras que eres más que fruto de mi misma sangre;
y si de mi obligación y deber, no quedara más otra cosa que la de amarte.

Es pues de tu inocencia, esa que tanto tambalea,
la que amarra mi felicidad.
Anclada a tus besos, a tus abrazos,
perpetuada a darte todo lo que mis manos sepan.

Por mucho que el tiempo haga,
por tanto que la distancia diga,
más crece y más fuerte será y es
tanto como tu sonrisa.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Cadena de acontecimientos inesperados...

Vuelven las letras imperfectas plasmadas con tinta de lágrimas, de dudas y que parecen las culpables de no dar respuesta a tanta inmediatez impredecible.
Tanto norte perdido, tanto horizonte impreciso, tantas palabras no dichas que callejean y se refugian en mi rabia.
Atraviesa el impulso el recuerdo más fugitivo de aquello que fue y se largó. Golpean con violencia las ganas al ánimo, como las olas de un acuchillado y respetuoso acantilado, que se repiten una y otra vez hasta que mueren cansadas de su reiterado y vano movimiento que al fin se convierte en una calma falsa, infiel y tentadora.
Qué difícil es tenerte tan cerca y haber dejado al tiempo tanto escenario, caímos en la derrota...
Mas siguen volando alto entre esta alocada azotea, los porqués no sé si perdidos, olvidados o rechazados de algún algo que es, de nuevo, un todo incierto. Noto cómo la fuerza se escapa, pero mi ansia no contempla la posibilidad de perder en este momento y en cambio, solo busco explicaciones en la huida hacia aquel escenario   lejano, gris y extraño que nadie entiende, pero que prevalece y a veces, vuelve a ser presente.