
El dolor está ahí, está llamando, quiere salir, mas no soy yo quien controla la lágrima que por mi cara derrama. He forjado una fortaleza para que nadie más entre, pero no he podido impedir que una simple gota salga. De nuevo, mi debilidad al desnudo.
Una caricia, un cuchillo; un abrazo, mi navaja.
No quiero que te acerques a mí, porque no soy yo...
...es una estatua quien habla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario