martes, 22 de diciembre de 2009

Frío...

Habito como inquilino en cuerpo de nadie, en un alma vacía, en un espíritu sin nombre que derrama una gélida sangre que a sus brazos transporta recuerdos y sentimientos hacia un monstruo que yo mismo he congelado, y al que le tengo especial manía. Duermo a gusto entre bloques fríos, estoy rodeado de paredes huecas, sin aire, sin vida y tintadas por la apatía. La soledad está presente, es mi dulce compañía. Lejos de ruido, aquí me enriquezco, me alimento y crezco odiando cualquier tipo de cariño, detestando cualquier signo de bondad.
Imperioso, paseo y domino un mundo sin dueño, sin control, donde he vencido a la razón.
¡Oh, AMOR!¡Qué poderoso eres! Sí, ese soy yo, "el señor amor".
Aquí, entre flacos muros despliego mi manto de dolor, he aquí mi muestra de poder. Qué rico soy, he conquistado un alma sin ejército, he vencido a la alegría. Soy amo de la naturaleza, el más poderoso, el dueño de la sabiduría, el portador del dolor.

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