lunes, 7 de noviembre de 2011

A esa pequeña sonrisa...

Miedo...
Tengo miedo a que tu corazón caiga envenenado por la tentación que el mundo pretende
Me gustaría agarrarte la mano cada vez que ese miedo entrara sin tu permiso.
Amor y miedo...

Eres el llanto callado, la sonrisa distraída.
La inocencia infinita que el aire amenaza.
En mi soledad, eres tú,
y me contagias de esa sonrisa.

A veces me pregunto,
si alguna vez de entre tus ojos naciera esa lágrima que me atormenta en este instante;
si a tus oídos, las palabras de amor sonaran amenazantes;
si de tu boca, torpe e inmadura, esa dulce voz dejará de conquistarme;
si de tu piel, no entendieras que eres más que fruto de mi misma sangre;
y si de mi obligación y deber, no quedara más otra cosa que la de amarte.

Es pues de tu inocencia, esa que tanto tambalea,
la que amarra mi felicidad.
Anclada a tus besos, a tus abrazos,
perpetuada a darte todo lo que mis manos sepan.

Por mucho que el tiempo haga,
por tanto que la distancia diga,
más crece y más fuerte será y es
tanto como tu sonrisa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente.

Anónimo dijo...

Todo loque dice es verdad IM lake